Esta noche he dormido fatal. Cada vez que me despertaba pensaba "joder, ha pasado de verdad". Por increíble que parezca, y a pesar de haber pasado tanto tiempo, hay días en los que sería mejor no tener la capacidad de sentir nada. Vuelvo a tener el sentimiento de culpa y de fracaso. Estoy harta y siento que no puedo más.
No solo me ha fallado él, que ya hubiera sido bastante, si no mucha otra gente a la que creía "amig@" y que me han demostrado que estaban más interesados en cotillear sobre lo que ha pasado antes que en ayudar. Ha sido una gran decepción.
Cuando compruebas que una "supuesta amiga" habla mal de ti a tus espaldas tras hablarte a ti mal de él te preguntas "¿y yo pensaba que tú eras una amiga?" Cuando pides ayuda y te dicen "yo no sé nada. Bueno sé, pero no voy a contarte nada", sientes que el mundo se cae a pedazos, que se desmorona todo.
Tú lloras y buscas consuelo y estos "carroñer@s" buscan más y más basura de la que poder hablar durante semanas hasta que encuentren algo más con lo que divertirse. Alguien escribía un comentario en el blog diciendo que sólo agregaba a la agenda del móvil a aquellos que se ponían en contacto al cabo de un tiempo. En mi caso he hecho otra cosa bastante parecida, he borrado los números de aquellas personas a las que sé que no debo llamar ni aún en caso desesperado. No importa lo mal que me sienta, nunca debo llamar a esas personas porque sé que no van a ayudarme. Obviamente, algunos de los números llevan dos meses borrados y no han vuelto a reflejarse en la pantalla de mi teléfono. No me equivocaba. Aún así, un "hola", dos besos y un "¿cómo estás?" no voy a negárselo a nadie, pero mi situación me la guardo para mí y para aquellos amig@s que de verdad han estado conmigo a lo largo de estos duros meses.
Es un desengaño, es un fracaso más que acumular en mi vida el perder a esta gente a la que conozco desde hace años pero nadie se merece esta indiferencia y este daño que me han causado. Está claro que hay gente a la que es mejor quitarse del camino y es lo que he hecho yo, aunque me duela. Los amigos están para apoyarse y divertirse juntos, y no son amigos los que chismorrean a nuestras espaldas y se mofan de las desgracias ajenas. Al menos yo no lo entiendo así.
Empieza la semana,
have a good Monday!
Quiero volver a ser yo y lo conseguiré.
Hola,
ResponderEliminarComo miembro número 9 de tu blog, no te queremos ver desanimada, así que lo primero es desearte mucho ánimos, y decir que de esto se sale. Que se pasa de tener una cama medio vacía a una camara para tí sola.
Te voy a poner un ejemplo. Siempre me han dicho que me tengo que abrir más con la gente, independientemente de si ellos lo han hecho o no. Claro, yo no cuento mis historias personales a aquellos que no son dignos de confianza, es decir, que no me hayan contado sus penas antes. Esto lo convierte en un círculo vicioso.
En todo este proceso de ruptura, le he contado y me he desahogado con todos aquella gente de mi entorno que me iba a dar un "feedback" positivo, es decir, mis gente más cercana. A otros sin embargo les da "palo" preguntar qué tal te encuentras, y cuando te pones a llorar delante suyo no tienen palabras que decir. No se lo critico porque sé que es una situación difícil de manejar. En este caso ya me he abierto delante suyo, lo cual me convierte en alguien "trustworthy" para ellos.
El reparto de amigos ha sido bastante limpio. Ella tenía los suyos y yo los míos, pero no le voy a decir a nadie de mis amigos con quién tiene que hablar o no. Claro, luego pasa lo de ayer por la noche, que me entero por terceros de que ella me ha bloqueado bidireccionalmente en la red social de turno. Lejos de quitarme el sueño, me recupero pronto y me recuerdo que NADIE tiene derecho a robarnos la felicidad.
Ni si quiera aquella gente perteneciente a sus amigos a la cual perdí junto a ella. Seguramente todavía me guarden rencor, pero ya pedí perdón y me arrastré en su momento, hasta que aprendí que es@s amig@s y yo debemos seguir caminos diferentes. Tampoco ell@s pueden robarnos la felicidad.
Feliz semana y lunes!
Un abrazo.